Alwaght- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se vio obligada a dejar su cargo por un periodo de 180 días, después de que el Senado aprobó el inicio de un juicio político en su contra, una decisión que se considera como un golpe de Estado contra el país latinoamericano y su democracia.
Con 55 votos a favor, 22 en contra y 1 abstención (de 78 del total de 81 senadores), el Senado brasileño aprobó el jueves el juicio político (impeachment) contra la mandataria, hecho que se convierte en un golpe a la democracia brasileña ya que las acusaciones han sido formuladas sin pruebas.
De ser votado sobre la destitución de Rousseff en noviembre, el presidente interino de Brasil, Michel Temer, se quedará en el poder hasta las elecciones de 2018 con el apoyo de sus seguidores en el Senado.
Esto se produjo después de que el pasado 17 de abril, dos tercios de la Cámara Baja del Parlamento de Brasil dieron luz verde a la apertura de un juicio político contra Rousseff, quien fue acusada, sin prueba alguna, por la oposición de maquillaje de los fondos estatales.
Los movimientos sociales de Brasil, entre otros, tienen previsto realizar este viernes 13 de mayo grandes marchas y protestas en todo el país contra este proceso y Michel Temer, quien es acusado de ser el “jefe de la conspiración” y cooperar con la oposición para dar un “golpe de Estado contra la democracia”.
Esta decisión del Senado además ha provocado las críticas y condenas de los líderes y varios movimientos latinoamericanos.
Al emitir un comunicado, el Gobierno de Cuba condenó esta decisión del Senado y la calificó de golpe de Estado “disfrazado de legalidad” y aseveró que es un “artificio armado por sectores de la oligarquía” en Brasil.
Los Gobiernos de Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Chile, entre otros, asimismo expresaron, en varios comunicados, sus preocupaciones por la situación política en Brasil y reafirmaron su apoyo a Rousseff, su política y la democracia en ese país.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, también consideró la decisión del Senado brasileño como un golpe de Estado, detrás del cual está involucrado EEUU, país que busca acabar con las corrientes progresistas en Latinoamérica, aseveró.
Por lo tanto, llamó a los líderes latinoamericanos a levantar la voz de dignidad y justicia en solidaridad con la mandataria brasileña y advirtió que el golpe de Estado en Brasil es muy “peligroso” para el futuro de América Latina. “Sé que ahora viene por Venezuela”, alertó Maduro.
Esto se produce mientras que una situación parecida a la cual que vive Brasil, amenaza a Venezuela. La derecha venezolana y EEUU se brindan apoyo mutuo y cooperan con el objetivo de desestabilizar Venezuela, lo que podría ayudar a la oposición a alcanzar su objetivo, derrocar al Gobierno de Maduro y ocupar su lugar.
Por otra parte, el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanos (Unasur), Ernesto Samper, condenó el proceso del juicio político contra Rousseff y lo calificó como un desafío hacia la mayoría ciudadana que eligió a la mandataria brasileña.
Además pidió que se le garantice a Rousseff el derecho a la defensa como a cualquier ciudadano.
A su vez, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) rechazó el golpe de Estado parlamentario contra la mandataria brasileña y calificó el impeachment contra Rousseff como un hecho “disfrazada de legalidad” y “sin razones legítimas ni fundamentos jurídicos”.
De acuerdo con los líderes latinoamericanos, Washington está detrás de todas las desestabilidades y problemas en América Latina.
La web de filtraciones Wikileaks reveló el octubre de 2015 que la política exterior de EEUU contempla un plan que incluye golpes de Estados y magnicidios para mantener la creencia neoliberal.
Según estas revelaciones, EEUU ha aplicado la estrategia de derrocar cualquier gobierno no neoliberal en Sudamérica, al menos durante los últimos 15 años.