Alwaght- El próximo 22 de mayo, el consejo ejecutivo del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) celebrará una reunión extraordinaria para determinar el líder de este partido. El primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, actual líder de este partido, tras anunciar de antemano que no presentará su candidatura en este pleno extraordinario, ha aseverado que está claro que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan —que cuenta con dos tercios de los votos— no está preocupado al respecto ya que sustituirá a su yerno Berat Albayrak, el ministro de Energía.
Se dice que la razón de esta forzada renuncia son las grandes discrepancias para dirigir el país. Davutoglu se opone a un sistema presidencial en lugar del actual sistema parlamentario ya que perdería sus poderes. Asimismo los estadounidenses, como patrocinadores de Davutoglu, lo consideran un político liberal y describen su renuncia como un nuevo obstáculo en las relaciones entre EEUU y Turquía respecto a la lucha contra el grupo terrorista Daesh.
Davutoglu, un antiguo miembro de AKP que consulta mucho con la Unión Europea (UE), otros países del Occidente y el régimen sionista, ha desempeñado un papel efectivo durante los periodos de crisis económica en Turquía. Además, si rápido crecimiento en este partido ha permitido que influya mucho en la política tanto exterior como de seguridad del país. Davutoglu es un musulmán liberal que se ha acostumbrado a las reglas de la política y el poder en la literatura occidental-sionista y lo califica como un tipo del pragmatismo del partido y la política. Hace muchos años, Davutoglu declaraba que su partido podía alcanzar el poder acercándose al régimen israelí y los lobbies sionistas en Occidente, en particular EEUU y él mismo se encargó de esta tarea.
La política exterior que se ha reflejado durante los últimos cinco años en la opinión pública, los medios de comunicación y el mundo, es la seguida bajo la doctrina de Davutoglu.
Erdogan aceptará a Davutoglu y otros miembros de este partido mientras sirvan al AKP y su liderazgo simbólico pero los enfrentará en caso de un posible golpe contra el partido y el gobierno.
Como ejemplo, se puede referirse a la historia de la separación de Erdogan y el líder opositor turco Fethulá Gülen que coincide en muchos aspectos con Davutoglu por su postura occidental. El asunto principal es que el eje de la ejecución de las políticas de EEUU en la región es Arabia Saudí, y Davutoglu piensa más en el poder y prioriza al Occidente y los pensamientos de su partido. Por lo tanto, él es el motor y el pilar de las políticas estadounidense-israelíes en Turquía y un nuevo socio para Al Saud y Mohamad Bin Salman, príncipe heredero adjunto y ministro de Defensa saudí. Al Saud ha expresado su disposición a cooperar con Davutoglu en un golpe blanco en Turquía, bajo la misma lógica que lo hizo con Mohamad Mursi, del movimiento Hermanos Musulmanes (HHMM) de Egipto.
Erdogan se vio obligado a destituir a Davutoglu por temor a un golpe político wahabí-estadounidense y sionista que destruya los enfoques tradicionales y a los Hermanos Musulmanes en Turquía.
El antiguo jefe de la Inteligencia de Arabia Saudí, el príncipe Turki al-Faisal, y Yaakov Amidror, exasesor del premier israelí Benyamin Netanyahu, se reunieron en Washington, capital de EEUU, y estudiaron un plan económico mutuo y estratégico entre Israel y los países árabes; asunto que fue mencionado asimismo en el libro “Oriente Medio bajo el sol” de Shimon Peres. La tecnología israelí y los dólares árabes ya está construyendo el sistema regional, según resume este libro estratégico.
Turquía, bajo el liderazgo de Erdogan, no puede seguir el wahabismo de Al Saud en el sistema israelí-saudí, y Davutoglu que es el teórico de la política saudí tampoco puede permanecer en su cargo. Erdogan busca un lugar paralelo e igual que Arabia Saudí para Turquía y el orden israelí-saudí-estadounidense convertirá a Turquía en un actor reciclado. El AKP ha acusado, en un informe, a Davutoglu de traidor por no considera las discrepancias mencionadas. Incluso, si acusan a Erdogan de dictador y de nepotismo, entre otros, en este marco, el presidente turco aboga por un imperio de los Hermanos Musulmanes y acepta las relaciones con Israel y Arabia Saudí, entre otros.
Con la salida de Davutoglu, Turquía enfrentará una nueva etapa en su política interior y exterior y será dirigida a un tipo de extremismo que compensará las deficiencias de las decisiones internas y externas. Sin embargo, hay que saber ¿cuál es el plan B de EEUU, el régimen sionista y Al Saud para Turquía?