Alwaght- Las relaciones entre Irán y los árabes han vivido momentos de tensión y mal entendimiento durante los últimos 14 siglos. Aunque hay algunos puntos en común entre las partes, como la religión islámica, el petróleo y elementos geopolíticos similares, las diferencias etnicas (árabes e iraníes) y religiosas (suní-chií) han provocado tensiones. Ahora, en el Oriente Medio, esas diferencias se analizan en la competencia de los dos lados para expandir su influencia. Arabia Saudí, como líder del mundo árabe, considera a Irán como un rival y ha dirigido en las últimas siete décadas planes antiraníes.
Las hostilidades se intensificaron tras el inicio de la Primavera Árabe en 2011, especialmente tras el comienzo de la crisis siria. Otras tensiones en los lazos bilaterales Teherán-Riad agravaron la tensión y ahora los saudíes tratan de convencer a otros países árabes que disminuyan o rompan las relaciones con Irán.
Arabia Saudí utilizó un ataque a su embajada en Irán como una excusa
Tras un ataque contra la embajada saudí en Teherán y su consulado en Mashad, Riad anunció la ruptura de las relaciones con Teherán. En paralelo, Bahréin, Sudán, Yibuti y Somalia adoptaron una medida similar y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) redujo el nivel de sus relaciones con el país persa. Algunos países árabes como Kuwait llamaron a consultas a sus embajadores.
Tras la llegada al poder del rey Salman, las relaciones Irán-Arabia Saudí se enfriaron de una manera sin precedente durante las últimas cuatro décadas. La crisis siria, los acontecimientos en Bahréin, el ataque saudí a Yemen, el acuerdo Irán-G5+1, la reducción del precio del petróleo, la agresión contra dos jóvenes iraníes en el aeropuerto de Yeda, la muerte de cientos de peregrinos iraníes y la ejecución del Sheij Al-Nimr son asuntos que han influido en el deterioro de las relaciones entre las dos partes.
Aunque el ataque a las sedes diplomáticas saudíes fue una medida emocional y recibió la reacción negativa del presidente y otros altos cargos de Irán, hay que tener en cuenta que los saudíes buscaban una excusa para culpar al país persa por el enfriamiento de las relaciones y acusarle de intervenir en los asuntos internos de los países árabes. Riad hizo muchos intentos para sabotear el acuerdo nuclear y ahora sigue intensificando la crisis siria apoyando a los grupos terroristas. Además, Arabia Saudí sabía bien que la ejecución de Al-Nimr daría lugar a amplias protestas.
El papel de los tres elementos
La decisión de Arabia Saudí se debe a tres elementos: interno, regional e internacional. En primer lugar, la llegada al poder del rey Salman. En segundo, las diferentes crisis que enfrenta Riad (crisis siria, ataque a Yemen, entre otros) y su incapacidad para resolverlas ha dado a la política exterior saudí un carácter agresivo. Los Al Saud buscan acusar a Irán de desestabilizar la región. En tercer lugar, Riad ha llegado a la conclusión que EEUU no quiere intervenir en las crisis en el Oriente Medio y los saudíes deben ejecutar sus planes sin el apoyo de Washington, especialmente después de que EEUU intentó llegar a un acuerdo nuclear con Irán pese a la oposición de Riad.
Perspectiva de los lazos Teherán-Riad
La ruptura de las relaciones entre Irán y Arabia Saudí transmite mensajes importantes sobre las relaciones bilaterales y regionales entre Irán y los árabes. Los lazos entre esos dos países influyen mucho la situación en la zona. Teniendo en cuenta que Riad está buscando aliados para hacer frente a Teherán, parece imposible el mejoramiento de sus relaciones en un futuro próximo.
A pesar de que Arabia Saudí está aprovechando la debilidad del mundo árabe para alcanzar sus objetivos, el volumen de las crisis que enfrenta Riad no le permite tener éxito, especialmente, por el déficit presupuestario que sufre Riad mientras está gastando miles millones de dólares en las guerras en Yemen y Siria.
A pesar de que algunos países como Paquistán, Irak y Alemania buscan mediar entre Irán y Arabia Saudí, no hay lugar para optimismo sobre el mejoramiento de sus relaciones hasta cuando se resuelva la crisis siria. De hecho, el destino de la crisis siria determinará el futuro de los lazos Teherán-Riad.