Alwaght- Si bien el conflicto de Nagorno Karabaj ha vuelto al centro de atención de los medios en todo el mundo, en general se habla de los orígenes de esta crisis y no de los motivos de la continuación de la misma o de soluciones para poner fin a las hostilidades. La continuación de ese conflicto tiene varias causas que pueden ser revisadas a tres niveles interno, regional e internacional:
A nivel interno, una parte de la continuación del conflicto se debe a los dos países implicados en la crisis porque ningún de ellos está dispuesto a resolver el diferendo a menos que logre una victoria absoluta. Normalmente, si la comunidad internacional intercede en un conflicto, ninguna parte del mismo puede alcanzar todos sus objetivos. Si Azerbaiyán y Armenia aceptan la mediación de la comunidad internacional no lograrán una victoria absoluta, por eso no les interesa que medien otros países. Tampoco quieren el fin del conflicto. Además, tanto Bakú como Ereván utilizan el conflicto en Nagorno Karabaj para alcanzar sus objetivos políticos. En Azerbaiyán, el conflicto de Nagorno Karabaj se ha convertido en una excusa para que los Aliyev continúen en el poder. El presidente azerbaiyano Ilham Aliyev cambió la Constitución bajo el pretexto de que su país está en guerra y en un estado de alerta por el conflicto de Nagorno Karabaj y así pudo ser reelecto. Asimismo, el gobierno de Bakú emplea el conflicto para reprimir a los opositores y a los musulmanes. En Armenia, hay una igual situación y los diferentes gobiernos en este país han utilizado durante años el conflicto para justificar sus políticas.
A nivel regional, tampoco hay esperanzas para que el conflicto sea resuelto porque los actores más importantes en la región enfrentan retos y al mismo tiempo no mantienen la neutralidad. Por ejemplo, Turquía no puede interceder porque apoya plenamente a Azerbaiyán y no tiene relaciones políticas con Armenia. Por su parte, Irán, aunque es la mejor opción para mediar en este conflicto, enfrenta obstáculos. Ni Azerbaiyán, ni otros actores internacionales no aceptan que Irán desempeñe un papel relevante para acabar con la crisis.
A nivel, internacional, hay actores como Rusia, EEUU y los países europeos. A todos ellos les interesa la continuación del conflicto. Ninguna parte aboga por el fin de la crisis. Rusia ve el conflicto como una oportunidad para dar seguimiento a su influencia tradicional en la región. Por su parte, EEUU mantiene relaciones estrechas con Armenia y Azerbaiyán a través de las diferencias entre esos dos países. Europa tampoco quiere mediar entre Bakú e Ereván a menos que el conflicto se extienda hasta las fronteras de los países europeos. Por un lado, Europa considera a Azerbaiyán como una de las fuentes principales de abastecimiento de energía y por otro califica a Armenia como un antiguo aliado en el Cáucaso.
Teniendo en cuenta esos obstáculos, no se puede esperar que el conflicto termine en un futuro próximo. Recordemos que en los últimos años, se han hecho varios esfuerzos para solucionar la crisis, pero todos han fracasado. Sin embargo, ningún conflicto en el mundo ha quedado sin solución, por tanto, sin duda, habrá también una solución alguna para las tensiones en Nagorno Karabaj. Hay dos puntos clave al respecto: Primero es que Armenia y Azerbaiyán deben dejar de lado sus peticiones maximalistas por un lado. El segundo punto es la necesidad de que los actores regionales e internacionales lleguen a un consenso para poder encontrar una solución integra.