Alwaght- Antes los migrantes eran considerados la mejor opción para llenar el vacío de la falta de recursos humanos, pero durante las últimas décadas se han descubierto aspectos negativos y consecuencias económicas y sociales de este fenómeno en el contexto de la actual crisis económica ha tomado mucha importancia. Con el drástico aumento de la inmigración de iraquíes, afganos y sirios a Europa, parce que el continente verde se enfrenta a serios retos económicos, demográficos y culturales.
A pesar del colapso del bloque oriental y el uso de políticas comunes europeas, los países del este de Europa siguen aplicando actitudes distintas a las de Europa occidental respecto a los refugiados. La falta de empleos suficiente para los refugiados y el temor a la formación de una sociedad multinacional causan que los países de Europa oriental se nieguen a abrir sus fronteras a los inmigrantes, además, ponen más candados considerando lo que pasa en el oeste del continente, sobre todo en Alemania y Austria. Los países de Europa occidental mantienen la política de dar la bienvenida a los refugiados de guerra y deportar a los inmigrantes económicos, pero debido a varios asuntos, esta estrategia no ha podido frenar el flujo de refugiados e inmigrantes, sino por el contrario:
Primero, ha aumentado considerablemente la desestabilidad e inseguridad en más países debido a la guerra o el derrocamiento de sus gobiernos. Segundo, muchos de los inmigrantes económicos rehúsan abandonar el territorio europeo. Por ejemplo, solo un 30 por ciento de los inmigrantes económicos rechazados en Alemania aceptó regresar a su país de origen. Tercero, debido a la ley de conceder residencia a los miembros de la familia de los refugiados, Europa se ha convertido en un destino favorito para las familias con bajos recursos económicos de los países en vías de desarrollo.
La presencia de los refugiados en Europa, además de tener consecuencias económicas, sociales y de seguridad e influir en la política exterior de la Unión Europea (UE) dejará efectos incontrolables en el ámbito cultural. Según las estadísticas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hasta 2050, los musulmanes formarán un 35 % de la población de Europa. Parece que a pesar de las influencias demográficas del flujo de refugiados y la necesidad de recibir a los inmigrantes para impedir el aumento del promedio de edad en la población en Europa, los expertos europeos insisten en que los inmigrantes tienen que respetar los valores de las sociedades del continente, algo que prácticamente es imposible, ya que estos valores que normalmente son fruto del modernismo y post modernismo contravienen los valores tradicionales en las comunidades musulmanas, de las que provienen la mayoría de los refugiados.
Por lo tanto, los refugiados musulmanes, que forman la mayor parte de los inmigrantes en Europa, no se adaptan rápidamente a la vida europea. Además, la privación social, desempleo y la llegada al poder de los grupos radicales y derechistas que pretenden marginar a los inmigrantes en Europa son factores que allanan el terreno para la adhesión de los refugiados residentes en el viejo continente a los grupos terroristas y extremistas. Estos refugiados buscan recuperar su identidad islámica y nacional reprimida en Europa a través de ideologías radicales. Este proceso ocurre también en el ingreso de un gran número de inmigrantes argelinos en Francia al grupo terrorista Daesh.
Ahora hay que ver cómo la estrategia antiterrorista de Europa, que consiste en el cierre de fronteras a los refugiados, medidas de seguridad y la persecución y respuesta rápida a los actos terroristas, es capaz de evitar la radicalización los refugiados reprimidos.
Las autoridades europeas pretenden restringir la entrada de los refugiados en un intento por evitar el surgimiento de los grupos radicales y antisemitas en su continente tanto en el momento actual como en el futuro. En la era del post colonialismo y sobre todo después del Holocausto, Europa ha experimentado un nuevo desafío en este enfrentamiento cultural y con una actitud prudente ha tratado de insistir en su superioridad cultural y hacer uso de su poder blando junto con otros instrumentos de ejercer el poder.
Ahora cabe preguntar cómo resistirán las ideologías liberales y seculares europeas ante el éxodo de los refugiados musulmanes. Teniendo en cuenta su cercanía geográfica a Asia y África, parece que Europa tiene por delante dificultades para enfrentar con éxito el asunto ideológico.