Alwaght- La semana pasada, potentes atentados sacudieron Ankara, la capital de Turquía. De inmediato, las autoridades turcas responsabilizaron a las milicias kurdas sirias de los hechos con miras a aprovecharse de la situación para justificar una posible intervención de su Ejército en el norte de Siria. Sin embargo, teniendo en cuenta la coyuntura diplomática de Turquía y su actuación ante los acontecimientos regionales, parece que estos intentos están condenados al fracaso.
El primer ministro turco, Ahmed Davutoglu, dijo el jueves que el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) estaban involucrados en los ataques de Ankara. De igual manera, el presidente Recep Tayyip Erdogan corroboró que “sin duda, las YPG estaba detrás de los atentados”. Las autoridades turcas apuntan a un kurdo sirio identificado como Salih Nayar como el atacante suicida.
¿Por qué los kurdos sirios?
Se trata de la primera vez que Ankara acusa a las YPG (brazo militar del Partido de la Unión Democrática (PYD)) de la autoría de un ataque terrorista en Turquía. Ahora, las autoridades turcas intentan que tanto la opinión pública interna como externa esté en contra de los kurdos sirios. Ankara presiona al Consejo de Seguridad para que incluya el nombre de las YPG en la lista de organizaciones terroristas. Parece que las acusaciones contras las YPG se debe a los acontecimientos en el campo de la batalla en Siria que en las últimas dos semanas han cambiado el equilibrio del poder. Tras la liberación de los pueblos Nobbel y Zahra, que permitió a las fuerzas gubernamentales cercar la ciudad de Alepo, los kurdos en la región de Afrin avanzaron hacia el este bajo el paraguas de la coalición llamada “las Fuerzas Democrática de Siria”. De esta manera, los grupos armados apoyados por Turquía y Arabia Saudí han perdido mucho terreno en el norte de Alepo, de tal manera que la única ciudad que está en manos de los terroristas y todavía mantiene contacto con Turquía es Azaz. La intención de los kurdos es conectar la región de Kobani y una isla al este de Siria con la localidad de Afrin en el oeste del país.
Para lograr este objetivo, los kurdos deben tomar el control de Azaz y las regiones cercanas, lo que Ankara considera una línea roja. El lunes, cuando los kurdos se habían acercado a Azaz, Davutoglu lanzó esta advertencia: “no permitimos que Azaz caiga. Todo el mundo debe saberlo”. Los expertos estiman que hay dos razones por las cuales Azaz es tan importante para Ankara: Por un lado, la caída de Azaz debilitará aún más las posiciones de los grupos armados apoyados por Turquía y Arabia Saudí, algo que, a su vez, afectará la posición de Riad y Ankara en las negociaciones sobre el futuro de Siria. Por el otro, la creación de una región controlada por los kurdos en las fronteras sureñas de Turquía es una pesadilla para Ankara que poco a poco se está convirtiendo en una realidad.
Intentos fallidos de Turquía
Para impedir los avances de los kurdos, el Gobierno de Turquía ha empleado todos los medios, como su insistencia para crear una zona de exclusión aérea. Esta medida recibió el apoyo de la canciller alemana, Angela Merkel, pero fue rechazada otra vez más por las autoridades estadounidenses. El coronel Steve Warren, portavoz de la llamada coalición anti-Daesh, liderada por EEUU, declaró hace días: “Todos mantenemos una colaboración estrecha con Turquía. Ellos han otorgado permiso para usar una de sus bases aéreas a nuestros aliados para poder llevar a cabo bombardeos en Siria e Irak, pero nosotros no consideramos oportuno el momento actual para crear una zona de exclusión aérea. La creación de esta zona es muy costosa y requiere del despliegue de una gran cantidad de fuerzas. No creemos que esta medida ayude a mejorar la situación actual”.
La segunda medida que Turquía ha adoptado para impedir el avance de los kurdos fueron los ataques de artillería contra sus posiciones desde la semana pasada. Estos ataques nunca consiguieron presionar a los kurdos, de manera que, a mediados de esta semana, las fuerzas kurdas lograron hacerse con el control de la importante ciudad de Tal Rafat, al sur de Azaz. Por su parte, el opositor Observatorio de los Derechos Humanos para Siria (OSDH) informó el pasado viernes de los ataques más intensos de Turquía contra el norte de Siria.
Entretanto, a Turquía no le queda más remedio que comenzar una operación militar terrestre en Siria. Sin embargo, esta última opción enfrenta muchos obstáculos, entre ellos la presencia de Rusia en Siria y la discrepancia de Ankara y Washington sobre los kurdos. El pasado jueves, la Cancillería rusa insistió en que cualquier intervención militar en Siria que no cuenta con el consentimiento del Gobierno de Damasco contraviene las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Por otra parte, EEUU no solo rehúsa clasificar como terroristas a los grupos kurdos en Siria, sino que los califica de las únicas fuerzas confiables para la lucha contra Daesh.
Intentos de Turquía para aprovecharse de los atentados
Las autoridades turcas trataron de utilizar los atentados de la noche del miércoles para probar que los grupos kurdos en Siria deben considerarse terroristas y legitimar una injerencia militar en el norte de Siria. La Cancillería turca alegó contar con evidencias que muestran la implicación del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y las fuerzas kurdas sirias en las explosiones y convocó a los embajadores de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar el tema.
Medidas desesperadas de Turquía
Una vez fracasados todos los intentos de Turquía contra los kurdos, el Gobierno de Ankara no tiene otro remedio que fortalecer a los grupos terroristas como Frente Al-Nusra y Ahrar al-Sham para contrarrestar a los kurdos en la ciudad siria de Azaz.
De hecho, el OSDH informó de la infiltración de 500 terroristas en Siria a través de la frontera turca en los últimos días para unirse a la lucha contra los kurdos en Azaz.