Alwaght- El empresario Mauricio
Macri fue electo el 22 de noviembre como nuevo presidente de la
República Argentina con un poco más del cincuenta por ciento de los
votos. Macri pudo obtener solo unos 700 mil votos más que su rival
oficialista Daniel Scioli, en el primer balotaje de la historia
argentina.
Estos resultados convirtieron a Macri en el primer
presidente que no es peronista ni radical (los dos grandes movimientos
políticos del país) desde el retorno de la democracia en 1983. Es
también el primer derechista argentino que pudo llegar al poder a través
de las urnas y no por un golpe de Estado militar.
En estos treinta y
dos años, Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Néstor
Kirchner y Cristina Fernández –los otros presidentes electos- se
enmarcaban en alguna de las dos corrientes que dominaron buena parte del
siglo XX argentino.
El jefe del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, un ingeniero de 56 años, pudo agrupar a los partidos no
peronistas para enfrentar a los peronistas en las presidenciales de
2015.
Los partidos tradicionales que le acompañaron a la Propuesta
Republicana (PRO), de Macri, en el marco de la Alianza Cambiemos, fueron
Unión Cívica Radical y Coalición Cívica.
Sin embargo, lo sucedido
en Argentina es casi inédito en la escena política de toda América
Latina. Aunque la alianza Cambiemos ganó las presidenciales, no pudo
hacerlo en las parlamentarias y en las elecciones de gobernadores
celebradas en los comicios generales del 25 de octubre, en la primera
vuelta de las elecciones.
Analizando los resultados de las parlamentarias, es evidente que Macri deberá gobernar con el Congreso en contra.
En el Senado, el gobernante Frente para la Victoria (FpV), cuenta con
una amplia mayoría de 45 senadores (37 para el quórum); Cambiemos 16; el
Partido Justicialista con 6; Progresistas 1 y el resto pertenece a los
partidos minoritarios (4).
El escenario es bastante complejo para el
conservador Macri. De los 257 escaños de los que se compone la Cámara
de Diputados, el FpV obtuvo 107 en las pasadas elecciones generales del
25 de octubre; Cambiemos 90; mientras los otros asientos los sacó UNA
(31); Progresistas (6); Izquierda (4) y 19 curules divididos entre
varias organizaciones minoritarias. Para obtener quórum se necesitan 129
diputados.
Además hay que mencionar que el nuevo gobierno no cuanta
con el apoyo de 17 de las 24 provincias argentinas ya que los
gobernadores de estas 17 son kirchneristas y justicialistas.
Por
estas cifras se puede predecir que la administración de Macri se
enfrentará a un Congreso de “confrontación” si buscara aplicar alguna
ley que no favorezca a los peronistas y dañe a los sectores sociales
del país.
En los próximos cuatro años el Congreso argentino será el protagonista político de la República.
Teniendo en cuanta las tendencias del conservador Macri sobre los
derechos sociales y el rol de las empresas multinacionales en la
economía y su pensamiento neoliberal, así como la cantidad de votos en
contra (casi la mitad de los 25 millones de argentinos) y un congreso
favorable a la venidera “confrontación”, la historia argentina se
repetiría convirtiendo a Macri en otro Fernando de la Rúa que no pudo
terminar su mandato por las continuas protestas y marchas sociales en su
contra.
Pese a que los oficialistas anunciaron que serán opositores
constructivos, la presidenta saliente Cristina Fernández de Kirchner,
advirtió al nuevo presidente que no confundiera un gobierno con una
empresa. También le dijo a la ciudadanía que no se sentará con los
brazos cruzados para que no les roben los derechos sociales que han
logrado en las últimas décadas.
El tiempo dirá si Macri puede manejar este desafío en su futuro gobierno