Alwaght- El presidente ruso, Vladimir Putin, en un acto sorprendente, se reunió con el Líder de la Revolución Islámica inmediatamente después de su llegada a Teherán y le otorgó al Líder un regalo que transmitía un importante mensaje político para el mundo. El presidente ruso regaló al Líder un ejemplar antiguo de Corán que sorprendió a muchos en Irán. Se trata de un ejemplar valioso cuya antigüedad se remonta al último califa de los Al Bani-Omaya. Pero el valor de este ejemplar de Corán no se limita a su antigüedad. Parece que el hecho de que Putin traiga un ejemplar del libro sagrado de los musulmanes a Teherán tiene un importante mensaje político e internacional.
Irán y Rusia han creado un fuerte frente contra el terrorismo en Siria y uniendo sus fuerzas han podido tomar la iniciativa en la lucha contra el terrorismo, la mayor amenaza mundial en la actualiad. El más importante elemento que promueve el terrorismo practicado por las organizaciones terroristas como Daesh y Al-Qaeda es el sectarismo, que apoya la ideología wahabí cuya cuna se encuentra en Arabia Saudí y tiene estrechos lazos con la monarquía Al Saud. Los que practican esta ideología no toleran los seguidores de otras religiones e ideologías y para acabar con ellos recurren a la violencia. Pero el enemigo número uno de los wahabíes no es EEUU o el régimen israelí, sino los chiíes. Los ideólogos de los grupos como Daesh y Al-Qaeda representan a los enemigos como sus principales enemigos que son herejes y se deben eliminar.
Como el enfoque del wahabismo coincide con las políticas del Occidente en la región, los líderes estadounidenses y europeos no solo se abstienen de combatir seriamente esta ideología, sino que la emplean para llegar a sus objetivos políticos aliándose con los Al Saud.
Alastair Crooke, exoficial de los servicios de inteligencia del Reino Unido, dice en un artículo en Huffington Post: En lo que concierne a la gestión conjunta de los asuntos de la región por los Al Saud y EEUU para hacer frente al socialismo, baasismo y la influencia de Rusia e Irán, los políticos occidentales prefirieron llegar a sus metas a través de Arabia Saudí (la riqueza, el modernismo y la influencia) e ignoran las consecuencias negativas de la expansión del wahabismo”. Crooke se pregunta: ¿Por qué nos sorprende el hecho de que Bandar bin Sultan maneje los disturbios contra el gobierno de Bashar al-Asad con la luz verde de Occidente que dio lugar a la creación de un grupo violento como Daesh?
A lo mejor, en los últimos años, un pequeño grupo de gente se daba cuenta del papel que desempeñaban Occidente y Arabia Saudí para propagar y expandir el wahabismo con el fin de contrarrestar la Revolución Islámica de Irán. Pero tras el inicio de la crisis siria, especialmente en los últimos dos años en los que el grupo terrorista Daesh ha cometido numerosos crímenes, ya está claro para todos el apoyo de los Al Saud al wahabismo.
Los Al Saud perpetran actos terroristas y peligrosos mientras se proclaman los líderes del mundo islámico y llaman a los países musulmanes que se alíen con Riad. Pero Teherán, teniendo en cuenta que Arabia Saudí es dominada por EEUU, ha desafiado la alegación de Riad sobre el liderazgo del mundo islámico. Esta postura iraní ha irritado a los Al Saud y la monarquía ha gastado millones de dólares para representarse a sí mismo como el líder del mundo islámico y mostrar a Irán como enemigo de los musulmanes. En estas circunstancias, el hecho de que Putin, cuyo país corre el peligro del terrorismo wahabí, regale un ejemplar de Corán al Líder iraní podría transmitir el mensaje de que desde el punto de vista de Moscú, Teherán es el corazón del verdadero Islam.