Alwaght- Durante las últimas semanas, varios contingentes de fuerzas sudanesas han llegado a la ciudad portuaria de Adén (sur de Yemen) para sumarse a la coalición liderada por Arabia Saudí contra el pueblo yemení y el movimiento popular de Ansarolá. Teniendo en cuenta las discrepancias entre Teherán y Riad respecto a los asuntos regionales, este acercamiento entre las tropas sudanesas y saudíes no hace más que frenar el desarrollo de las relaciones entre Sudán e Irán.
Con fecha anterior, el Gobierno sudanés había ordenado el cierre del Centro Cultural iraní en Jartum y de todas sus sucursales en las diferentes provincias del país, hecho que ensombreció las relaciones diplomáticas entre estos dos países, pese a que las autoridades lo consideraron una medida táctica. No obstante, la adhesión de Sudán a la coalición árabe contra Yemen pone de manifiesto que el país africano ha cambiado de enfoque en cuanto a su política exterior, en concreto la regional.
Entre los motivos que han llevado a Sudán a cambiar su enfoque regional destacan los siguientes:
Las crisis internas de Sudán:
Los avatares y acontecimientos internos de Sudán han desempeñado un papel determinante en la toma de las recientes decisiones de Jartum en su política exterior, sobre todo en su adhesión en la coalición árabe en su lucha contra el territorio yemení. De hecho, las crisis y los conflictos internos en Sudán, debido a sus aspectos económico, político y de seguridad, han aumentado drásticamente la vulnerabilidad del gobierno de este Estado africano, de ahí que las autoridades de Jartum se hayan visto obligadas a cambiar su postura a cambio de ayudas financieras y económicas con el objetivo de satisfacer sus necesidades y disipar las amenazas en su contra.
El gobierno sudanés se vio más debilitado después de que Sudán del Sur se independizara, en julio de 2011, y se quedara con alrededor de 75 por ciento de las reservas petroleras del antiguo país, situadas sobre todo en la porción sureña del territorio.
Las presiones de Arabia Saudí:
Las presiones de Estados árabes, en concreto Arabia Saudí, condujo la situación económica del país africano de mal a peor. En marzo de 2014, el régimen de Riad bloqueó sus transacciones con bancos sudaneses, lo que provocó al país africano una pérdida de hasta 50 por ciento de sus ganancias bancarias. A juicio de varios analistas, mediante esta medida, el país árabe tenía la intención de penalizar al gobierno de Sudán por alinear sus posturas con Teherán.
Escisión dentro del gobierno sudanés:
Después de que el gobierno sudanés ordenara el cierre del Centro Cultural iraní en Jartum y de todas sus sucursales en las diferentes provincias del país, el rey saudí autorizó el desarrollo de las relaciones económicas con Sudán. De hecho, la reducción de las relaciones políticas entre los Estados árabes y Sudán por los lazos de este último con Irán se convirtió en la obsesión más importante del Parlamento sudanés, mientras que el Ejército y las entidades militares del país africano abogaban por mantener sus relaciones con Irán como un aliado estratégico tanto dentro de la región como a nivel mundial.
Las actividades antiraníes de los wahabíes:
Desde hace mucho tiempo, los salafistas sudaneses venían oponiéndose a las actividades que desarrollaba Irán en el territorio sudanés y atribuían acusaciones al país persa. Además, los círculos y las personalidades antiraníes y no sudaneses tenían la intención de asustar al gobierno de Jartum respecto a las actividades religiosas de Irán en Sudán que cuenta con una población de mayoría suní.
Las posibilidades de perder el apoyo de Irán:
Como consecuencia de los cambios surgidos en la política exterior de Irán durante el gobierno del presidente Rohani, en concreto la tendencia de Teherán en sus conversaciones con EEUU y Europa sobre su programa nuclear, países como Sudán se preocuparon de que no pudieran contar con el gran apoyo de Irán como antes, así que giraron hacia Arabia Saudí y lo miraron como su nuevo aliado regional que también les podría facilitar ayudas financieras.
La postura árabe:
Hay que estudiar el caso de la guerra de Yemen desde el punto de vista árabe, pues, considerando que Yemen es un Estado árabe, otros países del entorno consideran la situación de Yemen como una amenaza. En este contexto, el régimen de Riad ha ha desplegado muchos esfuerzos para convencer a otros Estados árabes para que lo acompañen en su lucha contra Yemen.
Ubicación geográfica:
La presencia de las tropas sudaneses en la guerra de Yemen se debe principalmente a la ubicación geográfica del país africano que se encuentra relativamente cerca del territorio yemení y saudí. En este sentido, Riad y Jartum tienen intereses comunes en distintos aspectos políticos y de seguridad.
Entre todos estos motivos, hay que mencionar que los problemas económicos de Sudán han incidido más que cualquier otro tema en que el gobierno de Jartum alinee sus posturas regionales con el régimen de Riad. La adhesión de Sudán en la coalición árabe significa un giro radical en sus relaciones estratégicas con Irán, pues los lazos militares son considerados el nivel más alto de una convergencia entre dos Estados y, a medida que aumentan estas cooperaciones militares entre Sudán y Arabia Saudí, se nota más la divergencia entre los gobiernos de Jartum y Teherán.