Aunque los esfuerzos mundiales para establecer organizaciones humanitarias son muy útiles, en realidad, hasta ahora, estas organizaciones y la Corte Penal Internacional (CPI) no han cumplido con su función principal de velar por la justicia, como en los casos de crímenes en Palestina y El Líbano, y siempre han estado vinculados a ciertas potencias mundiales. En este sentido, se pueden indicar los acontecimientos después del asesinato del ex primer ministro libanés Rafiq Hariri, en 2005. La CPI en sus investigaciones sobre este asesinato no solo no prestaba atención a los documentos y las pruebas, sino intentaba usar documentos falsos para alcanzar sus objetivos. Pero, pronto se reveló la corrupción de esta organización en este caso, como la aceptación de sobornos de Gerhard Lehmann, el segundo jefe de la Comisión Internacional en este dosier. Sin embargo, a pesar de que se reveló la conspiración sionista en el asesinato de Hariri, la CPI, sin cambiar su proceder, no acusó al régimen israelí.
En los casos de Palestina, la CPI siempre ha adoptado una actitud parcializada y ha alegado no tener jurisdicción para considerar las reclamaciones de los palestinos sobre los crímenes de los sionistas contra el pueblo de Gaza. Pero, el régimen israelí, varias veces, ha acusado a la resistencia palestina de apoyar el terrorismo y la ha amenazado con quejarse ante la CPI.
Además, hoy en día, se puede ver que los líderes de los grupos terroristas que operan en Siria van fácilmente a otros países y planifican complós para matar a ciudadanos inocentes del país árabe en otros países, como Turquía y Jordania. Sin embargo, la CPI, hasta el momento, tampoco no ha presentado ninguna denuncia contra los terroristas y los países que les apoyan.
La Corte Penal Internacional no tiene voluntad para realizar la justicia en el mundo y solamente busca dos objetivos: 1) amenazar a los países afiliados al Occidente, como Arabia Saudí, cuando no siguen los métodos occidentales. 2) servir a los intereses del régimen sionista y eliminar los obstáculos en el camino de este régimen.
Por lo cual, a pesar de todos documentos y pruebas sobre los crímenes de los saudíes contra el pueblo yemení, es predecible que la CPI continuará utilizando sus métodos también respecto al régimen Al Saud. Es evidente que EEUU y el Occidente no toman en cuenta las acciones inhumanas de los saudíes en Yemen e incluso les apoyan enviándoles armas. De hecho, EEUU y los países occidentales intentan realizar sus objetivos en Yemen mediante el régimen Al Saud.
Por lo tanto, podemos decir que no solo la CPI, sino todo el sistema internacional, debe cambiar sus métodos para hacer realidad la justicia en el mundo.