Alwaght- En Irak, mientras la presencia del pueblo en las calles para mostrar su descontento con la corrupción en el sistema administrativo y judicial del país, ha allanado el camino para erradicar de raíz a este gran flagelo, algunos elementos sospechosos se esfuerzan por aprovecharse de tal situación para desviar las metas de estas manifestaciones que cuentan con el apoyo de las autoridades religiosas.
Mientras las fuerzas populares armadas y el Ejército iraquí pasan apuros en su lucha contra el grupo takfirí EIIL (Daesh, en árabe), los ciudadanos de este país han dado inicio a nuevas tentativas para erradicar la extendida corrupción estatal que, según los analistas, constituye una amenaza mayor que Daesh.
A raíz de las protestas populares y el apoyo brindado por las autoridades religiosas chiíes, el gabinete del premier iraquí, Haidar al-Abadi, presentó un plan de siete puntos para luchar contra la corrupción y esta iniciativa recibió la aprobación del Parlamento. En la jornada del viernes, el máximo clérigo chií en Irak, Seyed Ali Sistani, además de hacer eco de la importancia de dar celeridad al proceso judicial de los corruptos y los ladrones de propiedad pública, llamó a respaldar a las autoridades relacionadas con este tema ante las amenazas de los corruptos. Por tanto, en una entrevista concedida a AFP adujo que el país corre el peligro de división, si el Gobierno de Al-Abadi no lleva a cabo verdaderas reformas anticorrupción.
Intriga, peligro venidero
Si bien, el apoyo de los clérigos chiíes y las medidas emprendidas por Al-Abadi suscitan nuevas esperanzas para arrancar la corrupción de raíz, parece que algunas corrientes sospechosas se esfuerzan para aprovecharse de las manifestaciones anticorrupción a fin de alcanzar sus metas y, en este proceso, hacen que Irak se enfrenta con nuevas crisis.
Según la agencia iraní Fars, entre el pueblo iraquí que salió a las calles para mostrar su descontento con la corrupción, una corriente sospechosa, en las ciudades de Karbala, Nayaf y Bagdad, gritaron lemas en los cuales difamaron a los clérigos chiíes, las fuerzas de resistencia interna y regional. Lo mismo se repitió el pasado sábado en una marcha anticorrupción que tuvo lugar en la ciudad capitalina de Bagdad.
La actitud de esta corriente fue recibida con agrado por los medios de comunicación saudíes. El pasado domingo, el diario árabe Al-Sharq Al-Awsa cubrió con mucho entusiasmo, en un artículo, las noticias relacionadas con tales marchas. Este rotativo hizo mención a indicios claves que muestran con claridad la presencia de sospechosas corrientes en tales concentraciones iraquíes.
Al-Sharq Al-Awsa, citando a algunas de sus fuentes, escribió que los partidarios de Mahmoud al-hasani al-Sarkhi eran quienes gritaron lemas de difamación. Según la agencia Fars, Mahmoud al-Sarkhi fue el que mostró su oposición a la fatwa del máximo clérigo chií tras la ocupación de Mosul, mediante la cual pidió a sus seguidores que tomasen las armas para luchar contra Daesh. Al-Sarkhi declaró una postura negativo ante Sistani, y sus seguidores se enfrentaron con las fuerzas de seguridad en Karbala. Antes de la caída del régimen de Saddam, Al-Sarkhi era miembro del partido Baas y después del derrocamiento de Saddam, ha conseguido numerosos seguidores mediante propagandas en los medios de comunicación y presentaciones públicas.
Cabe mencionar que a Al-Sarkhi es conocido como el clérigo chií de origen británico-saudí. En 2005, alegó que mantuvo un encuentro con el último Imam de los musulmanes, Sahib al-Zaman; alegato que provocó la ira de los clérigos chiíes en todo el mundo. Después de estudiar el antecedente de Al-Sarkhi, se conoció que él, también, fue uno de los exempleados de la organización de seguridad del partido Baas que actualmente coopera con inteligencia de Arabia Saudí y tiene como meta distorsionar la imagen de los clérigos chiíes en Irak. Tras el registro de pequeños enfrentamientos entre sus partidarios y las fuerzas de seguridad a mediados de 2014, Al-Sarkhi se vio obligado a huir del país pero, ahora, parece que con la formación de una ola de las demandas públicas para ejecutar reformas, esta corriente patrocinada por Riad tiene como meta aprovecharse de la situación para favorecer sus intereses. En este mismo sentido, hace dos días, el secretario general de la organización iraquí Badr, Hadi al-Ameri, acusó a ciertas embajadas extranjeras en Irak de violar la soberanía de este país árabe y adujo que estos juegan con fuego.
En este mismo contexto, el titular iraquí afirmó que los enemigos de Irak buscan minar la seguridad y desestabilizar las provincias centrales y sureñas del territorio iraquí.
Según el informe de la agencia iraquí de noticias Al-Sumaria, Al-Ameri recalcó que “ciertas embajadas extranjeras en Irak están jugando con el fuego, pero han de saber que la soberanía iraquí es nuestra línea roja”.
Al-Yafari: Se debe realizar una revolución para eliminar la corrupción
El canciller iraquí, Ibrahim al-Yafari, en el décimo séptimo aniversario del martirio del ayatolá Mohamed Sadeq al-Sadr y su hijo, tras referirse a que actualmente la corrupción se ha convertido en una cultura y un costumbre en Irak, hizo hincapié en la necesidad de realizar una revolución.
En tanto, el jefe de Diplomacia de Irak hizo hincapié en la importancia de continuar la ejecución de reformas en el país árabe para andar en el camino del desarrollo y justicia. Dijo también que la corrupción en la política, economía y el sistema judicial de Irak se ha convertido en un acto normal, por tanto, agregó que no existe otro remedio que realizar una revolución en tales sistemas. Asimismo, recalcó que los países del mundo como Irán y Francia han conseguido lidiar con tales retos a través de una revolución. Los pueblos que gozan de una firme voluntad saben cómo conseguir triunfo en los campos de batalla.