“No vamos a permitir golpes de Estado en Brasil ni en América Latina, vamos a defender las democracias. Es nuestra obligación defender los procesos democráticos y la democracia y especialmente los procesos de liberación sin injerencia externa", recalcó el mandatario boliviano en un evento militar en el departamento de Cochabamba.
Morales aún se mostró dispuesto a defender personalmente a Rousseff y su partido, Partido de los Trabajadores, PT, ante el peligro de un eventual golpe de Estado.
"Las oligarquías siempre tratarán de conspirar contra la liberación de los pueblos de la región”, dijo Morales.
Sin embargo, el dignatario boliviano esperó que "solamente sea una cuestión mediática lo del golpe de Estado".
La presidenta brasileña planteó por primera vez en 13 de agosto la posibilidad del golpe de Estado en su país y expresó su preocupación por la “intolerancia imperante" en la sociedad”.
Este fenómeno es capaz, dijo Rousseff, de recrear el clima de inestabilidad previo al fin de los gobiernos de Joao Goulart, derrocado por un golpe militar, y Getulio Vargas, que se quitó la vida.
La semana pasada, ciento de miles de los opositores del gobierno brasileño salieron a las calles e exigieron la renuncia de Rousseff, un juicio político contra ella, o una intervención militar para derrocar su administración.