Alwaght- En Irak, mientras que las fuerzas populares armadas están luchando contra el grupo terrorista Daesh, los ciudadanos han iniciado una lucha anticorrupción en distintas zonas de este país árabe.
Durante las últimas semanas, tanto en Bagdad (capital) como en otras ciudades iraquíes, los ciudadanos han protagonizado movilizaciones contra la mala calidad de los servicios públicos, la corrupción y la incompetencia de algunos funcionarios para gestionar los problemas locales.
En respuesta a semanas de manifestaciones en contra de la corrupción y los malos servicios, el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi pidió el pasado domingo masivas reformas que incluyen la reducción de gastos y el recorte de privilegios especiales de los máximos responsables.
El jefe del Gobierno señaló que los nombramientos políticos no deben estar basados en cuotas sectarias o partidistas y, en ese sentido, decidió abolir los puestos de vicepresidentes y viceprimer ministros; cambios que requerirán la aprobación del Consejo de Representantes (parlamento).
Otra reforma decidida esta jornada en la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros fue la disminución del número de guardaespaldas del jefe del Estado, el primer ministro, el presidente del Parlamento y otras autoridades.
Apenas dos días después de las directrices fijadas por el gran ayatolá iraquí Seyed Ali Sistani, el premier anunció su intención de aplicar la política de "puño de hierro" que sugirió la máxima autoridad religiosa del país y aplacar las recientes protestas antigubernamentales surgidas por cortes de electricidad en plena ola de calor.
A juicio de muchos, esta petición de ayatolá Al-Sistani se interpreta como la fatwa que emitió el clérigo tras la ocupación de Mosul, mediante la cual pidió a sus seguidores que tomasen las armas para luchar contra el infiel grupo Daesh.
No se trata de la primera vez que los clérigos iraquíes advierten respecto a la corrupción dentro del cuerpo gubernamental y piden a las autoridades del país hacer frente con este fenómeno. Según los analistas, el apoyo del pueblo iraquí y los clérigos del país han allanado el camino para el Gobierno de Bagdad.
Uno de los principales retos de las autoridades iraquíes es la guerra contra el grupo terrorista de Daesh, que sigue controlando amplias regiones del país, incluidas ciudades importantes, desde que en junio de 2014 proclamaran un califato en los territorios bajo su control en Irak y en Siria.
No obstante, la corrupción financiera y gubernamental parece ser una enemigo más peligrosa para este país, ya que, Daesh es un enemigo visible que ha causado la unidad entre diversos grupos en Irak, en concreto, los chiíes, mientras que la corrupción tiene una identidad oculta y luchar contra este fenómeno supone una mayor seriedad, de hecho, este domingo, se ha dado el primer paso.