La ceremonia de la reapertura de la embajada cubana en Washington fue encabezada por el canciller cuba Bruno Rodríguez este 20 de julio, donde el ministro del país latinoamericano otra vez reveló la distancia ideológica y sustancial entre los dos estados.
Después de la ceremonia inaugural, en una declaración ante la prensa, Rodríguez expresó otra vez la preocupación del gobierno cubano en cuanto a la conducta de los funcionarios estadounidenses de la futura embajada del país norteño en La Habana y exigió a Washington que respete la soberanía, independencia y revolución cubana. Cuba tiene miedo de que la embajada norteamericana se convierta en un bastión de la oposición y disidencia del gobierno castrista.
El canciller cubano además exigió al gobierno estadounidense cesar las transmisiones antirrevolucionarias que se emiten mayoritariamente desde Miami en Florida. Para La Habana estas transmisiones buscan causar motines y desestabilización en la isla caribeña.
A pesar de que Rodríguez alabó el acercamiento a EEUU, reclamó que el bloqueo estadounidense impuesto hace más de medio siglo sea levantado como una condición esencial para la plena normalización de relaciones bilaterales. También pidió la devolución del territorio ocupado por EEUU de la base militar de Guantánamo, pero la respuesta del secretario estadounidense de Estado fue muy atrayente.
“No sé qué pasará en el futuro, pero actualmente este tema no forma parte de las negociaciones”, dijo Kerry en una reunión conjunta con su par cubano.
El jefe de la diplomacia estadounidense agregó que “no se confundan, el proceso a la normalización completa de las relaciones será largo y complejo. En el camino habrá tropiezos y momentos de frustración. Será necesario tener paciencia. Todo eso es razón suficiente para empezar".
¿Pues por qué EEUU ha tenido tanta prisa para normalización de las relaciones con Cuba?
La principal respuesta es que EEUU que se considera como el líder mundial ha perdido su mayor influencia y papel en las decisiones tomadas por países latinoamericanos en la primera década del siglo 21, o sea, después de que los países críticos a sus políticas hayan surgido en la mayoría de los países de la región.
Para empezar el acercamiento con América Latina Washington cogió el buey por la horna, Cuba, padre ideológico de los progresistas latinoamericanos, desde Nicaragua en el centro hasta Bolivia en el sur.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, gran aliado de La Habana y en tensas relaciones con Washington, afirmó después de la reapertura de las embajadas entre Cuba y EEUU que espera que el paso sirva para superar el intervencionismo de Estados Unidos en Latinoamérica.
El presidente de la Unión de las Naciones Sudamericanas, Unasur, Ernesto Samper, dijo al respecto, que “espero que no sea solamente el día de la reapertura de las relaciones con Cuba, sino también del replanteamiento de las relaciones con América del Sur".
La presencia de China, el mayor rival de EEUU, en América Latina, conocido como el patio trasero estadounidense en el siglo veinte, ha sido multiplicada, el tema que hizo sonar alarma para Casa Blanca.
China ha aumentado sus inversiones en las infraestructuras latinoamericanas en estos cinco años y al respecto ha celebrado una cumbre común con la Comunidad de los Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, que abarca todos los países del continente americano excepto los dos países anglosajones de los estados Unidos de América y Canadá. En la cumbre de CELAC que se celebró en China, el país gigante asiático anunció que va a invertir en América Latina más de 500 mil millones de dólares durante 20 años.