Tsipras, líder de la coalición de izquierda radical helena (Syriza), esperaba alcanzar un mejor acuerdo con los acreedores europeos de su país después de que consiguiera convencer a más del 61 % de sus compatriotas de que digan "no" a las propuestas de la zona euro, liderada por Alemania.
En realidad, el premier izquierdista pensaba que amenazando a la eurozona con romper la unidad del euro, iba a conseguir lo que quisiera, pero nada más levantarse de la mesa de negociaciones, los países de la zona de euro abordaron el tema de la salida de Grecia del euro. Ante esta situación, Tsipras se vio fuera, por lo que tuvo que cumplir con las condiciones de los acreedores.
Como consecuencia, los líderes de la zona de euro obligaron al Gobierno heleno a hacer importantes concesiones para quedar bajo supervisión externa, a cambio de un acuerdo para iniciar negociaciones sobre un nuevo rescate de 86.000 millones de euros que permitirá al endeudado país quedarse en el área de la moneda única europea.
Por otra parte, permitir que el país heleno abandone la divida unitaria sería un fracaso político imperdonable y una seria amenaza para la estabilidad de la eurozona.
El consentimiento de la UE respecto a la concesión de un tercer rescate, en otras palabras, es una muestra de que pese a las diversas discrepancias entre los otros 18 miembros del euro a la hora de ayudar a países en crisis, no pueden quedarse indiferentes, pues al contrario, el proyecto europeo de moneda única y su convergencia europea se arriesga. Se trata del tercer rescate que recibirá Grecia desde 2009, cuando se inició la crisis económica en este país.
El acuerdo para el tercer rescate ha complicado las condiciones internas, pues luego de que Tsipras renunciara a su promesa de poner fin a la austeridad en Grecia, varios sindicatos del país mostraron su descontento ante esta situación convocando protestas y huelgas.
Sin embargo, es poco probable que tales movilizaciones de protestas puedan cambiar la decisión de Atenas a la hora de aceptar el nuevo rescate financiero bajo las condiciones europeas.
En cuanto al futuro de la crisis económica de Grecia, se nota el pesimismo de varios políticos europeos que no están convencidos de que este rescate pueda sacar al Estado heleno de la crisis, y apuestan más por una salida probable de Grecia del euro. A su juicio, ese tercer rescate pospone de una forma la crisis que aqueja al país y no le serviría de nada, pues no van a mejorar las infraestructuras económicas del país.
Por otra parte, los partidarios de la unidad europea creen que el rescate financiero facilitará las condiciones necesarias para aplicar las reformas económicas, y cualquier otro gobierno con cualquier tendencia no tendría más remedio que quedarse con esta opción.
La decisión de Tsipras de desafiar a sus socios en el euro con su referéndum fue una táctica para presionar a la Unión Europea y hacerse con más concesiones, pues esa era la única carta que le quedaba para jugar. Tsipras, durante ese tiempo no se quedó con brazos cruzados, pues abordó entre otras cosas, su voluntad para acercar sus posturas con Rusia, o reclamar a Alemania unas indemnizaciones por los daños que sufrió Grecia durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.
El resultado de esa estrategia fue una profunda desconfianza de la canciller alemana y de numerosos jefes de Estado y de Gobierno de la UE hacia el premier heleno.
Dadas las condiciones, el Parlamento de Grecia dio su parabién a las exigencias de austeridad planteadas por la Unión Europea (UE) y aprobó el primer paquete de reformas como medidas prioritarias para obtener el tercer rescate.
Con 229 votos a favor, 64 en contra y 7 abstenciones, el primer ministro heleno consiguió el jueves el apoyo de la mayoría de una Parlamento de 300 asientos.
La aprobación tuvo lugar mientras cientos de personas mostraban su descontento frente al Parlamento griego.
Aunque el endeudamiento de Grecia con sus acreedores alcanza 225.000 millones de euros, no está lejos de la realidad devolverlo, solamente se necesita aplicar las drásticas reformas bajo la supervisión de la Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional, que monitorizarán todo el proceso.
Las reformas incluyen cambios y subidas del IVA, nuevas medidas tributarias, el fortalecimiento del tratamiento penal a la evasión fiscal y reformas en las pensiones y la seguridad social.