Alwaght- En los últimos días, tanto las fuentes estadounidenses y europeas como rusas han informado de las discusiones y disputas en voz alta suscitadas durante las reuniones entre el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohamad Javad Zarif, y sus pares del Grupo 5+1 y la jefa de la Diplomacia europea, Federica Mogherini.
Las negociaciones nucleares han entrado en una etapa en la que las contrapartes están dialogando sobre temas técnicos y políticos importantes mientras, según algunos políticos, la mayoría de los problemas primordiales ya se han resuelto.
Los esfuerzos del G5+1 para llevar a la mesa de negociaciones nucleares, temas como asuntos defensivos y militares y su insistencia, especialmente de la parte estadounidense, en mantener el embargo armamentístico, han sido rechazados por Irán desde el inicio de los diálogos.
La delegación nuclear iraní, así como las autoridades del país persa, nunca se han rendido ante las exigencias de la contraparte para incluir temas militares en las negociaciones nucleares. La resistencia de los negociadores nucleares persas ha persistido en todos los momentos de los diálogos.
Las reuniones entre el canciller de Irán y los miembros del G5+1 han sido escenario de algunos incidentes inéditos en estas negociaciones. Hasta ahora, hemos escuchado en varias oportunidades que Zarif ha gritado a su par estadounidense cuando defendía las posturas e intereses nacionales de los iraníes. Los gritos en medio de una discusión fueron tan altos que se escucharon claramente desde fuera de la habitación donde estaban los negociadores e, incluso, obligaron a un diplomático estadounidense a entrar en la habitación para advertir al respecto. En otra oportunidad, cuando se reunieron todos los cancilleres del Sexteto e Irán junto con sus vicecancilleres para tratar el embargo armamentístico antiraní, según fuentes rusas y europeas, Zarif gritó mientras criticaba tajantemente las posturas de estos países.
Al parecer, la ira del ministro de Exteriores iraní se refiere al rechazo del G5+1 al levantamiento de las sanciones armamentísticas, pese a que en el acuerdo de Ginebra y declaración de Lausana, las partes habían acordado levantarlas. Los países del Occidente ilegalmente sancionaron a Irán a través de las resoluciones 1747 y 1929 evitando que pueda comprar armas defensivas. El Occidente para aplicar este embargo armamentístico acusó al país persa de buscar desestabilizar la región. En este sentido, el canciller iraní ha recordado a sus homólogos del Sexteto los incidentes del pasado y el apoyo armamentístico y la venta de armas al exdictador iraquí, Saddam, además de la venta de armas a los grupos extremistas y varios países de la región.
Zarif, en reacción a la amenaza de Mogherini que había dicho: “pues nos vamos a la casa sin no lleguemos a un acuerdo”, enfatizó: “nunca amanece a un iraní”. Exactamente en ese mismo momento, el canciller ruso también hizo un gesto con su mano y dijo: “tampoco a un ruso”.
Las negociaciones han pasado su plazo límite y han sido extendidas varias veces. Los diálogos continúan en los plazos prorrogados mientras las partes aseguran su voluntad de llegar a un consenso. Sin embargo, los estadounidenses solo hasta el 9 de julio tienen tiempo para presentar el acuerdo al Congreso. Y era conveniente para Irán que hasta esa fecha se presente el acuerdo al Congreso ya que de no ser así, el Congreso tendría dos meses en vez de uno, para debatir el tema. Empero, ninguna parte quiere un acuerdo que no lo pueda defender en su propio país. Por eso hay tantos altibajos en las negociaciones.
Teniendo en cuanta las veces que se han prorrogado los diálogos, las partes creen que tantas extensiones no serán constructivas para las negociaciones, por eso, las extienden por unos días para ver si pueden llegar a un acuerdo y seguirán este ritmo hasta alcanzar un entendimiento común o abandonar la mesa de diálogo.