La victoria del ex general del ejército, Abdel Fatah al-Sisi, como presidente de Egipto, casi un año después del golpe de estado militar contra Mohamad Mursi, no fue un asunto inesperado. La eliminación de Mursi, líder del partido de la Hermandad Musulmana, mostró que el ejército egipcio no estaría de acuerdo con el gobierno no militar en el país. La historia egipcia ha demostrado que el ejército es una poderosa organización en dirigir el país.
Restricciones de circulación, enfrentamiento a las protestas, incluso pacíficas, de los seguidores de la Hermandad Musulmana y la celebración del referéndum para la nueva Constitución fueron algunos factores que pudieron aumentar el poder del ejército egipcio. Entonces, al-Sisi intentó aumentar el número de sus votos y la participación de los votantes por medio de las consignas económicas y de seguridad. En las elecciones democráticas anteriores participaron casi el 52 por ciento de los ciudadanos egipcios, pero, esta vez, a pesar de muchos problemas económicos y de seguridad, la mayoría del pueblo egipcio se opusieron a que al-Sisi llegara al poder. Por lo tanto, la participación popular en el referéndum egipcio bajó a un 47 por ciento. Es evidente que la legitimidad política es el principal desafío para el gobierno de al-Sisi. De hecho, aunque los militares han gobernado el país africano durante muchos años, los ciudadanos egipcios buscan un gobierno democrático y no militar para establecer la seguridad en su país.
Otro asunto importante es el comportamiento de al-Sisi con los Hermanos Musulmanes. Tras la llegada al poder, el gobierno de al-Sisi condenó a muerte y prisión a los Hermanos Musulmanes y a sus seguidores. Después, la Hermandad Musulmana se convirtió en un movimiento conservador y comenzó a obstaculizar la implementación de las nuevas políticas de al-Sisi. Por otra parte, la mayoría de las personas con cierto nivel de educación egipcios, en respuesta a la orden de expulsión y la detención de un gran número de estudiantes y profesores, se unieron a los opositores del gobierno militar de Egipto y crearon obstáculos en el proceso de los cambios fundamentales de la política interior y exterior del país africano. Los Hermanos Musulmanes cometieron diferentes errores en sus estrategias. La mayoría de medios de comunicación, que actuaban bajo la orden del gobierno de al-Sisi, iniciaron una guerra mediática contra los Hermanos Musulmanes. En estas condiciones, los Hermanos Musulmanes no pudieron distinguir entre amigos y enemigos y ese fue su más importante error.
Además, los problemas económicos son otro de los desafíos importantes del gobierno de al-Sisi. Las situaciones de pobreza y desempleo son críticas en Egipto. Parece que los desafíos económicos que existieron durante el mandato de Mursi en Egipto, todavía no se han eliminado, a pesar de que el actual gobierno cuenta con más capacidades económicas que el ex gobierno.
Los cambios de Egipto después de la llegada al poder de al-Sisi muestran la situación desordenada del país. Si el actual gobierno busca restaurar el sistema del régimen de Mubarak, adoptará una incorrecta estrategia. La primavera árabe fue un movimiento popular en el escenario político de Egipto y frenar este movimiento será imposible. Los cambios egipcios no solo han influido en la situación interna sino que en otros países regionales. Entonces, se puede decir que restaurar el ex sistema se considera una estrategia incorrecta.
Cabe mencionar que el movimiento de la Hermandad Musulmana ha podido influir en la sociedad egipcia. Estos asuntos muestran que el gobierno militar de al-Sisi podrá estabilizar la situación del país siempre que obtenga el apoyo popular. La interacción y diálogo con todos los movimientos políticos en el país africano son necesarias. Esto significa que ningún movimiento puede tomar el poder en el país sin el apoyo de los otros partidos. El ejército y los Hermanos Musulmanes se consideran los principales movimientos del país africano. Por lo tanto, el ejército y la Hermandad Musulmana deberán interactuar en el futuro o continuarán por el mismo camino y seguirán sus enfrentamientos. Es evidente que estos dos caminos no tendrán iguales influencias en el futro de Egipto.