Según las ONGs, más de un millón de hondureños no reciben atención médica por el desfalco social, producto de los altos índices de corrupción en el Gobierno. Entre las consecuencias del golpe del 2009, se puede nombrar a la misma corrupción masiva en el gobierno y en el partido del presidente Juan Orlando Hernández.
Los hondureños salieron a las calles el día de 28 de julio para conmemorar el sexto aniversario del golpe contra Zelaya asestado por la clase política de la derecha y los militares, respaldados y apoyados por EEUU, a fin de frenar el proceso revolucionario del pueblo.
Pero el día de la conmemoración se convirtió en un enfrentamiento entre los simpatizantes de Zelaya y los oficialistas.
“Los hondureños no podemos olvidar y esta movilización es par a no olvidar, hoy seguimos a seis años exigiendo la convocatoria a la asamblea nacional constituyente”, expresó Juan Barahona, dirigente del Frente Nacional de Resistencia Popular.
“Caóticos en toda forma, críticos, violencia, impunidad y corrupción todo lo malo que puede haber para desgraciarse en un país”, recalcó uno de los manifestantes.
Las cifras revelan una situación catastrófica en este país que después del golpe ha perdido la esperanza de cambiar las condiciones sociales en la sociedad, surgida después de la elección de Zelaya en 2006.
Más de dos mil personas han fallecido en Honduras a causa del déficit de atención médica.
Según un informe del Ministerio de Seguridad, en 2014 hubo 5 mil 802 homicidios, lo que representa un promedio de 15.9 asesinatos al día. Por cada 100 mil habitantes hubo 66 homicidios.
Honduras también padece de una cifra muy alta en el asesinato de los periodistas. El Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras denunció que entre 2014 y lo que va de 2015 murieron de manera violenta en el país 14 personas vinculadas con los medios de comunicación.
Zelaya en el poder
En 2005, Zelaya, del Partido Liberal, fue elegido presidente de Honduras y asumió la presidencia el 27 de enero de 2006. Antes de todo, reforzó una ley sobre la participación del pueblo y lo llamó la Ley de Participación Ciudadana, que permitía consultas populares sobre asuntos nacionales.
La economía hondureña tuvo un avance significativo y se mejoró. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, CEPAL, clasificó a Honduras en el primer lugar de las naciones con mayor crecimiento económico en la región y con la tasa de inflación más baja.
Otra medida de Zelaya para mejorar la situación económica fue su integración en Petrocaribe. Así Honduras consiguió con crédito el 40 por ciento de petróleo adquirido con una tasa de interés del 1 por ciento en un periodo de 25 años. Las consecuencias fueron más inversiones en el sector social.
Además, Zelaya aumentó el salario mínimo a 60 por ciento.
Quizás una de las razones que provocó la ira de la oposición y los derechistas vinculados a Washington y como consecuencia conllevó el golpe de Estado en el país, fue la integración de Honduras en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, en 2008.
¿Pero cómo inició el proceso del golpe de estado contra la democracia del país?
Zelaya propuso el 2009 una consulta popular para elegir una Asamblea Constituyente a fin de modificar la Constitución de 1981. De aquí empezaron los rechazos y críticas de la oposición conservadora que veía sus intereses en peligro.
El golpe de Estado contra el presidente Zelaya ocurrió en la madrugada del 28 de junio de 2009, cuando fue sacado a la fuerza de su residencia y expulsado a Costa Rica.
“Estaba en ropa de cama esa madrugada del 28 de junio: me sacaron con ráfagas de metralletas de mi propia casa y de la presidencia. Fui violentamente expulsado del país”, recordó Zelaya.
Después se instaló un gobierno golpista que fue rechazado por la mayoría de los países latinoamericanos.
Para julio de 2009 Zelaya intentó regresar a Honduras, pero el Ejército impidió que su avión aterrizara y abrió fuego a sus seguidores que le esperaban en el aeropuerto. No es hasta que Porfirio Lobo asume la presidencia de Honduras, cuando Zelaya pudo reintegrarse a la vida política nacional.