Un sistema creado en España atrapa y limpia el aire de elementos químicos, biológicos o radiactivos tras un accidente o un atentado
Agua, aire comprimido y Counterfog. Esta es la fórmula que los investigadores del departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Alcalá han inventado para echar a tierra las partículas contaminantes suspendidas en el aire debido a causas accidentales, como incendios, fugas o vertidos, o en su caso deliberadas, a causa de actos terroristas o sabotajes.
Simple, pero a la vez complejo, el Counterfog es un éxito de la tecnología española por el que ya han mostrado su interés la Unidad Militar de Emergencias (UME), compañías navieras y empresas ferroviarias. Según el catedrático y director del Máster en Ingeniería contra el Fuego y responsable de la investigación, José Luis Pérez Díaz, «se trata de minimizar el peligro que representan los agentes en estado disperso», sustancias que permanecen suspendidas en el aire y que tienen unas dimensiones micrométricas.
El trabajo de los investigadores se centró en cómo «lavar esas partículas». El problema radicaba en que al rociar con agua la nube tóxica las gotas 'resbalaban' entre las partículas del elemento contaminante, de tamaño mucho más pequeño. Eso ocurre en los incendios, las fugas químicas o los agentes biológicos y radiactivos. De esta manera, los expertos de la universidad alcalaína estudiaron el tamaño ideal de las gotas de agua para 'lavar' el aire de esas sustancias contaminantes. Así llegaron a desarrollar unas boquillas que crean una niebla artificial que sirve para de reducir la nube tóxica.
Pero es que, además, esas boquillas son capaces de «absorber el aire sucio», cuyos residuos caen a tierra, donde se procede a la descontaminación sin poner en riesgo a la población, detalla el responsable del invento. A la niebla se le pueden añadir productos catalizadores, en casos de productos químicos o biológicos, «que ayudan descomponen las partículas tóxicas».
El Counterfog puede ser utilizado tanto en edificios, fábricas, naves industriales, centrales nucleares o aeropuertos como en estadios deportivos, instalaciones en espacios abiertos o depósitos de materiales peligrosos. En caso de producirse un incendio o una fuga, la niebla «además de refrescar la zona, sirve también para crear un efecto cortina o barrera que contiene tanto la nube tóxica como el avance de las llamas».
Según el capitán de la UME, José María Martín Corrochano, el Counterfog «reduce la cantidad de agua empleada, que también se convierte por sí en residuo contaminado, lo que es un beneficio innegable para el medio ambiente».
En teoría y sobre la mesa, este sistema podría lavar el aire contaminado de las ciudades. Sin embargo, eso aún queda lejos, dado que para ello tendrían que levantarse torres desde la que lanzar esta niebla reparadora para que envolviera las urbes.
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