Las explosiones dejaron también numerosos heridos. Según los informes, cuatro bombas explotaron cerca de tres mezquitas chiíes. El tercero ha estallado cerca del edificio de la sede del movimiento chií, Ansarolá.
El grupo terrorista takfirí Daesh se atribuyó la responsabilidad por los ataques.
En marzo, 137 personas también perdieron la vida en los ataques suicidas contra las mezquitas chiíes en Saná, las que han estado en control de los terroristas desde septiembre.
Al mismo tiempo, los representantes de ambas partes del conflicto se encuentran en Ginebra para conversaciones destinados a poner fin al conflicto, el que según la ONU, se ha cobrado la vida de al menos 1.400 civiles.
El movimiento popular yemení de Ansarolá que proviene desde el extremo norte de Yemen, controla la mayor parte del empobrecido país y obligó al ex presidente, Abd-Rabbu Mansour Hadi, a huir del país.