Alwaght- Transcurridos más de 56 días desde el inicio de los ataques aéreos de Arabia Saudí contra Yemen, el régimen de Riad no ha conseguido alcanzar sus objetivos previstos. Tras finalizado el plazo de una escueta tregua, el portavoz militar saudí, el general de brigada Ahmad al-Asiri, comunicó que Riad reanudaba sus operaciones bélicas hasta el rendimiento de los partidarios del movimiento popular yemení Ansarolá.
Al-Asiri hizo este anuncio, mientras que, en el teatro de guerra, el control de la situación está en manos del Ejército yemení y Ansarolá.
La coyuntura yemení deja claro que Arabia Saudí no solo ha fracasado en este aventurismo, sino que su situación ha empeorado drásticamente pues agredir a Yemen no ha favorecido al logro de sus objetivos. Por tanto, no es extraño que, en una rueda de prensa, Al-Asiri declare que los misiles han sido trasladados de Saná (capital yemení) a la provincia Saada (norte), mientras que hace semanas había anunciado que los misiles no constituían amenaza alguna y que Arabia Saudí había logrado destruirlos al tiempo de alegar que la denominada operación Tormenta Decisiva había logrado todos sus objetivos.
Según una declaración del consejo político de Ansarolá, esas afirmaciones de Al-Asiri -declaradas anteriormente por el exministro de Asuntos Exteriores yemení- solo son una justificación para la continuación de ataques contra Yemen. Agrega que existe la posibilidad de que después del fracaso en su operación de dos meses y la renuncia de sus aliados, como Egipto y Paquistán, de continuar con sus cooperaciones militares en la coalición anti-Yemen, Arabia Saudí pretenda ejecutar otro guion basado en supuestas amenazas contra Haramayn (las santas ciudades de La Meca y Medina).
Mientras los medios de comunicación saudíes intentan mostrar que la nación yemení está decepcionada en su lucha junto al Ejército y Ansarolá, se plantea esta pregunta: ¿acaso los hijos de Yemen se quedarán en silencio ante la masacre de mujeres y niños y la destrucción de sus infraestructuras estratégicas? Es posible que algunas tribus no estén de acuerdo con Ansarolá, empero, tampoco se han unido a las filas de Arabia Saudí, pues con el fin de conservar su reputación, rechazan cooperar con ese vecino norteño.
Sin embargo, no se puede criticar a Al-Asiri por esas declaraciones, pues él no conoce la historia de Yemen, los que conocen esa historia saben bien que a lo largo de la historia, el pueblo yemení siempre ha luchado contra los agresores y los ha vencido. Quién desconoce que rendirse no tiene sentido para los yemeníes y que pese a las dificultades siempre han logrado derrotar a sus enemigos.
Por otro lado, después de ver fracasados los objetivos de su agresión a Yemen, Arabia Saudí inició la divulgación de una ola de noticias falsas en los medios de comunicación y a través de su portavoz, con el fin de obligar a Ansarolá a rendirse, sin embargo, está claro que el resultado de esta fase para el régimen saudí también devendrá en el fracaso, y no tendrá pretextos para imponer presiones políticas en los diálogos.
Obviamente, los ataques saudíes no podrán dañar la voluntad y las demandas de la nación yemení, sino causarán su fortalecimiento al mismo tiempo que acrecentará su postura de lucha frente a sus enemigos. No obstante, ¿hasta cuándo las organizaciones internacionales permitirán a Arabia Saudí continuar con sus ataques contra el pueblo resistente de Yemen? La persistencia y la voluntad de los yemeníes han demostrado que esos ataques no cosecharán resultado alguno y son los yemeníes quienes marcarán su destino.